lunes, 20 de octubre de 2008

Nota de lector.

“Y parirás con dolor” me impactó.
La crónica interna al lector en la realidad jujeña a través de los relatos, entrevistas y testimonios, y es éste el recurso que en la crónica funciona por excelencia como un elemento transportador hacia otra realidad, diferente a la porteña porque se ve la violencia, pero es otra violencia, me refiero a que quizá Buenos Aires y Jujuy, (u otra provincia) comparten problemáticas similares pero diferentes a la vez.
En la vida cotidiana no pensamos esto, pero sí hablamos y tomamos posturas sobre éste caso tan mediático “El caso de Romina Tejerina” y lo resumimos en unas pocas palabras: es una chica de 16 años que la violaron, quiso abortar, finalmente tubo a su bebé y en un brote psicótico, inmediatamente después del parto lo mató. Ella está presa y el violador no. Entonces decimos que estamos a favor o en contra del aborto o de las violaciones y de ahí pasamos a si “las chicas de hoy son más rápidas que las de antes y que ellas de lo buscan” o discutimos sobre qué hay que hacer con los violadores, etcétera, etcétera…
Y nos acordamos de las injusticias que pasan en aquellos lugares en donde pensamos que no pasa nada, cuando salen en el noticiero de la televisión. Y luego la novedad ya pasa de moda y se esfuma, como si nada hubiese pasado. Pero hay mucho más detrás de esas pocas palabras que sirven a modo de sinopsis de esta historia, que a los medios y a la mayoría de las personas les sirve simplemente para “teorizar” sobre leyes y ética, hay, por ejemplo, una chica violada, que esta presa, que quizá pase toda su vida presa mientras se piensan y repiensan posturas y leyes y cuando digo “toda su vida”, quiero hacer hincapié en lo que significa la vida de esa persona y las vida de quienes la rodean y cuánto vale una vida, una persona, SU VIDA y qué poco se piensa en eso.
La crónica de Josefina Licitra es amplia en material de investigación, pero no se centra en la denuncia y si es que toma una postura, ésta aprese sutilmente, casi imperceptible. Lo que sí es perceptible es que en una provincia tan pequeña, olvidada pasan muchas cosas, hay mucha violencia, hay violaciones y naturalización de ambas, hay machismo, discriminación, poco dialogo, pobreza… entonces pienso que no es tan simple decir “estoy a favor o estoy en contra” el punto pasa por otro lado.
Mientras leía el testimonio de Elvira Baño, la mamá de Romina Tejerina me llamó la atención el abismo generacional, ese modo de criar, las creencias, el miedo, el temor al sexo, cómo y porqué Romina tubo que callar, los prejuicios. También es llamativo el testimonio del supuesto violador, quien está en libertad, que es la voz de el discurso de su pueblo y de la sociedad juejeña.
Es como si la violencia (y me refiero a todas) y el modo de juzgarlas y castigarlas fuera de otra época, noté como un defasaje entre las leyes de nuestro país, su modo de aplicarlas, las opiniones y posturas e un medio de comunicación, de la gente de la ciudad, de la gente de un pueblo y problemáticas en concreto, y eso no es un tema menor.

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